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Los trabajos científicos que se vienen desarrollando desde hace años sobre la evolución de sus poblaciones y el seguimiento tienen, como es natural, una complejidad importante en relación a su complejo ciclo vital. Para conocer los aspectos de su biología, desplazamientos, rutas migratorias, etc., se acude a diferentes técnicas. Así, el anillamiento es una de las más utilizadas. Aporta información del origen de los individuos pero, como contrapartida, tiene el inconveniente de que para conocer este dato es necesario recapturar el individuo, hecho que se produce normalmente durante la caza, por lo que posteriormente ya no nos aporta más información. Por ello, cuantos más ejemplares se anillen y recuperen, más datos se dispondrán sobre sus movimientos y edad.
Una ejemplar capturado vivo para su estudio, anillamiento y posterior suelta, nos aporta información también sobre su edad, pues utilizando una compleja técnica sobre la muda de sus plumas, se puede conocer la edad del animal con cierta precisión. Y así sabemos que la mayor parte de la población se sitúa en la franja de menos de un año de edad.
Los últimos estudios sobre la gran población que nos afecta de una u otra manera, en función de sus movimientos, se centran en los países donde la especie se reproduce y alcanza el volumen de efectivos más significativo para el norte de África y Europa: se trata de Marruecos, España, Portugal y Francia.
En estos países, un grupo de trabajo coordinado y aplicando las mismas técnicas de estudio y seguimiento, ha seleccionado varias áreas de trabajo en el campo donde se capturan ejemplares, se estudian, se marcan y se sueltan; así, desde que llegan los primeros ejemplares entre febrero y abril, hasta que abandonan sus lugares de reproducción, desde marzo hasta agosto. Las fechas de trabajo sobre el terreno no son las mismas en todos los países, como bien se deduce por los datos expuestos de su migración; el primer país en el que se inician los trabajos es Marruecos, mientras que el último es Francia.
En los campos de regadío y cerealistas donde se reproducen, también se hace un seguimiento importante de la reproducción y del éxito reproductor. Se siguen las puestas de huevos y el número de pequeños que alcanzan a ser volanderos, y cuando tiene lugar la siega, se analiza la mortalidad que se produce en la población por esta causa.
La tendencia de la población
Unas variables y otras, aportan la información suficiente para evaluar el estado de la población y conocer de año en año su evolución. El programa común de trabajo desarrollado en los países mencionados permite alcanzar este objetivo. Así, se puede conocer con el paso del tiempo la tendencia de la población de codornices, es decir, si se mantiene estable o está sometida a variaciones. En función de esta evolución y de los cambios que se producen en el medio, la presión de caza, la variación natural de las características poblacionales, etc., se tomarán las medidas adecuadas para la gestión de las poblaciones.
En la práctica, la adaptación de los periodos de caza en cada país o región, las medidas agroambientales sobre el manejo de los hábitats, como por ejemplo el retraso en la recogida de la paja, son acciones relacionadas con los datos aquí expuestos.